viernes, 14 de junio de 2013

Restauración del manto de la duquesa de Pastrana de Ntra. Sra. de las Angustias de Granada. Historia y recuperación de la obra.

Este Año Jubilar del Centenario de la Coronación Canónica de la Patrona de Granada depara a su Real Hermandad Sacramental el gozo de recuperar una pieza artística de la máxima categoría: el manto que regalara a la Stma. Virgen de las Angustias la duquesa del Infantado y de Pastrana en 1757.
restauracion manto angutias granada alvaro abril vela bordados diseño 2012
Hoy Viernes 14 de junio, tras la misa de Hermandad, se presentará el trabajo realizado por el taller de bordado de Jesús Arco López que ha contado con la colaboración de Álvaro Abril Vela, además de los trabajos de reestructuración y reconstrucción del dibujo original del manto, ajustándose lo más posible a las representaciones conservadas en las que aparece el manto de la duquesa de Pastrana, remitiéndonos tan solo a grabados de la época. El trabajo realizado ha consistido en pasar a nueva tela, limpiar sus hilos, restaurar el bordado y redimensionar el soporte de terciopelo de este manto, cuyo estado de conservación era lamentable, hasta el punto de que se daba por perdido desde mucho tiempo atrás.
La ejecución de esta obra ha sido posible gracias a la generosidad de los mayordomos del presente año, D. Ángel Luis Vázquez, D. José Luis Molina y D. Francisco Salazar, actual Hermano Mayor. El trabajo se ha realizado concienzudamente durante los once últimos meses y ahora podemos ver la obra completamente terminada, luciendo en la Bendita Imagen de la Patrona de Granada.
Se trata de una pieza de bordado dieciochesca que resalta por su sencilla elegancia. Está ejecutada con hilo de oro sobre terciopelo negro, como es habitual en los mantos de la Virgen de las Angustias. Flores doradas de abiertos pétalos salpican la superficie de este manto, que se encuentra orlado por una artística cenefa con motivos vegetales, elemento muy característico del bordado de aquella época. En una medida secuencia ondulada, se entrelazan tallos vegetales rematados en roleos y flores. Marca la boca del manto, justo sobre la cabeza de la venerada Imagen Patronal, el anagrama de María. Se completa la obra con exquisito encaje de oro fino, de los denominados de “concha”, y forro de tonalidad berenjena de damasco de primera calidad.
Valor histórico y devocional del manto.
El interés por donarlo de la XI duquesa del Infantado y VII duquesa de Pastrana, Dª. María Teresa (Francisca Alfonsa, como gustaba llamarse ella) de Silva Hurtado de Mendoza y Sandoval de la Vega y Luna, representante de la más alta nobleza hispana, muestra la proyección que por entonces tenía ya por todo el país la devoción a la granadina Virgen de las Angustias.
Viuda del X marqués de Távara y primo suyo, Dª. Francisca Alfonsa llevaba veinte años al frente de las Casas del Infantado, Pastrana, Éboli y Lerma, entre otras, cuando dispuso la donación de este manto, que debía hacerse de forma anónima (y así se hizo en cabildo de 2 de diciembre de 1757), comisionando para ello a D. Nicolás de Palomar. Pronto el origen de la donación fue un secreto a voces, máxime cuando se impuso una demora en su estreno, aconsejada por el hermano oficial diputado para este asunto, D. Antonio José Ruiz.
Y es que el realce que se pretendía dar al acto era incompatible con el “estrecho” emplazamiento de la Imagen, seguramente en el crucer de la iglesia, debido a las obras del retablo mayor. Por eso, aquel oficial perpetuo aconsejó posponer el estreno hasta el final de las obras que, afortunadamente, ya se vislumbraba. Para ello, se depositó la prenda en el domicilio de Dª. María del Rosario de la Riva y Quintana, quien lo pasó desde el arcón que lo contenía a una bolsa de damasco carmesí forrada de tafetán blanco, costeada por ella. Secretamente lo extrajo de ese lugar el mayordomo del año 1758 y lo hizo colocar a la Imagen el 21 de marzo de ese año, en plena Semana Santa, de forma que lo lució en la significativa jornada del Jueves Santo.
A pesar de este improvisado estreno, la Hermandad decidió agradecer a la duquesa su donación con la entrega, como era habitual, de un zagalejo o enagua, prenda del ajuar interior de la Virgen, al que añadió además un jubón, camisa y toca. Dª. Francisca Alfonsa (1707-1770) quiso sin duda venerar a la Virgen de las Angustias con el ofrecimiento de este manto justamente al cumplir sus cincuenta años de edad, en recuerdo de su nacimiento que tuvo lugar en Granada, durante los meses que su padre, D. Juan de Dios de Silva, Haro y Mendoza, X duque del Infantado, pasó desterrado en la fortaleza de la Alhambra por su tibieza hacia la causa de Felipe de Anjou en aquella etapa de la Guerra de Sucesión. Esta donación del manto por la duquesa, se completaba con una toldilla y ocho lazos de glasé, lo que evidencia su destino a la procesión penitencial del Jueves Santo.
Por aquel entonces, la Hermandad de Ntra. Sra. de las Angustias había recibido el favor del rey Fernando VI, que se declaró juez privativo de la misma en 1747, y, restablecida la concordia con la parroquia, disfrutaba de una época dorada. La intervención sobrenatural de la Virgen de las Angustias se había reconocido con ocasión del terremoto de 1755 y la plaga de langosta de 1757. Al año siguiente se allegaron los fondos necesarios para la conclusión del retablo de jaspes, el más costoso de los construidos en Granada, que fue finalmente rematado en 1760. El 13 de marzo de ese año, en plena Cuaresma, la imagen de la Virgen de las Angustias era solemnemente entronizada en su camarín, rodeada de suntuosos festejos, coronados por un devoto novenario.
Esta incorporación patrimonial supone, por tanto, una recuperación de nuestra historia tanto como una aportación artística de indudable valor. Con más de dos siglos y medio de existencia, es hoy el manto más antiguo de cuantos posee nuestra Patrona y se suma, de este manera, para la vestimenta de la Soberana Imagen, a los decimonónicos de Isabel II (1856) y de la Hermandad, muy similar al anterior, el llamado “manto del pueblo” (1898), el popular de los “gusanitos” (donado por el Comisario Regio de la Seda en 1929) y el de los Alféreces Provisionales (1940).
Apuntes históricos por el catedrático Miguel Luis López Guadalupe Muñoz.










No hay comentarios:

Publicar un comentario