La fiesta y la religiosidad popular son el modus operandi del conjunto de obras que se presentan.
De un lado, con un marcado ejercicio de la observación de la religiosidad y el sentido exponencial del mismo, y además, como una manera de reflexionar por separado en las cuestiones plenamente artísticas de cada una de las muestras pictóricas. La pretensión por tanto de todo ello es el reflejo de la tradición secular del pueblo mediterráneo español hacia las manifestaciones sacras y cívicas de mayor calado.
La conexión del conjunto de obras que se muestran pertenece a la temática religiosa interpretada según una concepción contemporánea de las mismas. La pretensión creadora es la revisión estética de las piezas a representar, de manera que se les otorgara mediante la técnica y el empleo de color, uso de formatos concretos y la ruptura con la composición más clásica, una nueva interpretación adaptada a los compromisos de contemporaneidad.
La festividad del Corpus, de trascendencia secular, propone una secuencia de obras que muestren lo más relevante de la procesión cívica y religiosa que concita en Granada la atención institucional y popular. Desde la visión de los conocidos como Gigantes, pasando por la Alegoría que encarna la Tarasca y con la Custodia procesional del tesoro de la Catedral de Granada como última propuesta, advierto una trama descriptiva de la Procesión del Jueves de Corpus, fiel a las maneras estéticas que se adivinan en los personajes de este ciclo, y en sus modelos formales y originales.
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