Estudio estético del Manto Procesional de
María Santísima de la Amargura de Huelma.
1.
El
manto procesional de la Santísima Virgen de la Amargura de Huelma. Exordio del
trabajo:
Cualquier pieza destinada al ajuar procesional
de las andas de la Sagrada Imagen de María Santísima de la Amargura ha de
contar siempre en su diseño con la trascendencia que en la Hermandad así como
en la población, arrastra la centenaria veneración a Jesús Nazareno y los más
de cuatro siglos de presencia catequética en la Madrugada huelmense. Recibido
el encargo de completar el proyecto decorativo del paso de palio, desde un
primer instante pensé en la elaboración de una pieza que aumentara la
contundencia estética del conjunto y que desplegara la simbología mayestática
adquirida de la Historia Monárquica Española sobre estas piezas del ajuar
mariano, con el indiscutible intento de reforzar la posibilidad plástica del
paso de palio de la Virgen de la Amargura.
2.
Estética
ornamental del manto.
El manto debe ser descrito como una propuesta
muy ornamental, de decoración vegetal neo barroca y profundidad y cuidado en el
volumen de la filigrana decorativa mediante la inserción de hojarasca, cipsela,
buqués de flor, cadenetas de tallos y todo en torno a un eje simétrico, envuelto
en una celosía primera que sucede a un ribete asimétrico que le concede el
despliegue de ornamento previsto.
3.
Iconografía
y heráldica de la pieza:
Tres cartelas dominan
el conjunto, siendo la central, inequívocamente
escogida como “El encuentro de Jesús de María en la Calle de la
Amargura”, habida cuenta del pasaje evangélico de la Hermandad en su devoto
Nazareno y por supuesto, en la Advocación de la Santísima Virgen. Además, este pasaje del evangelio apócrifo de
Nicodemo, que vulgarmente llamado “Hechos de Pilatos” (Acta Pilati) ha sido revelador para la historia del arte,
nos traslada directamente al famoso lienzo del Pasmo de Sicilia de Rafael
Sanzio (1515-1517) por lo que con él recordamos igualmente la fuerza estética
de la Iglesia Parroquial, sede canónica de la Hermandad, de uno de las más
sobresalientes fábricas renacentistas hispanas.
Dos grandes asuntos heráldicos nos lleva a
pasar por la historia de Huelma y a subrayar la importancia de la fe en la
población y su esplendor en la Época Moderna, cuando nace la Hermandad del
Nazareno y Amargura. Por un lado, el escudo de los Hurtado de Mendoza,
presentes y muy relacionados con Huelma a través del Marqués de Santillana y la
huella del Ducado de Alburquerque en la comarca. En el escudo noble de los
mismos, se advierte el lema Ave María, que adquirido a raíz del hecho de la
Toma de Granada, pone en relación la advocación parroquial de la Inmaculada con
la “proeza del Ave María”.
Un segundo escudo lleva las armas del Obispo
Sancho Dávila y Toledo (1546-1625) pues durante su pontificado se llevó a cabo
el fin de las obras parroquiales, coincide su desempeño episcopal con los años
de refrendo de la fundación de la Hermandad y lucen sus armas en nuestra
Parroquia.
A manera de filacteria, hemos recogido la
alusión a los Dolores de la Santísima Virgen mediante el formulismo propio que
escribe para su Festividad Litúrgica la Iglesia, insertando en una lazada del
espacio superior el título: Maria Virgo Perdolens.
Al final, en una cartela volada de la cola,
una alusión a la Parroquia, su advocación y la trascendencia devocional en la
Iglesia, del Dogma de la Inmaculada Concepción, recogiendo su alusión mediante
la frase barroca acuñada como “A María no tocó pecado primero”.
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