El palacio Inmaculista de María.
Proyecto de Paso de Palio de
Nuestra Señora de la Estrella
de la Franciscana Hermandad de la Salud de
Cáceres.
1.- Justificación del
Diseño.
2.-Aportaciones e
innovaciones
3.-Descripción del
conjunto.
4.-Programa
Iconográfico:
4.1.-Ciclo de la Inmaculada y la
Orden Franciscana.
4.2.-Ciclo de la Corona Seráfica
Franciscana.
4.3.-Ciclo
de la Virgen y la Orden Franciscana.
5.- Proyectos áulicos
y rococó cacereño como modelo de inspiración.
1.
Justificación del Diseño:
La Hermandad ha
buscado desde un principio el movimiento rocalla dentro del estilo rococó como
sello de identidad estética para su patrimonio por lo que abundamos en el
proceso creativo del mismo. La rocalla es con toda seguridad, la decoración
menos empleada por las Hermandades españolas y sólo en los últimos años algunos
trabajos buscan en este movimiento plástico las líneas de creación de su
patrimonio. Este paso de palio, homogéneo en su composición, se concibe como
una estructura análoga basado en el criterio de la historiografía artística
contemporánea que denomina a la rocalla como adjetivo y que en los últimos
tiempos y según los criterios del profesor Alain Gruber puede ser clasificado
como “El imperio rocallesco”.
Nos movemos en torno
a dos hechos históricos que justifican la presencia de la rocalla como lenguaje
del Paso de Palio de la Santísima Virgen de la Estrella. De un lado, el
comienzo de la advocación Estrella con la ubicación de dicha Imagen en
sustitución del lienzo de la Antigua en la Puerta de la Estrella de esta
ciudad, que ocurrido en 1726, su traslado al Convento de San Francisco coincide
con el nacimiento del estilo.
Por otro, las obras
acaecidas a mediados del siglo XVIII en la actual Sede Canónica de la
Hermandad, corresponde igualmente con el periodo histórico que nos acompaña. Al
fin, proponemos una decoración delimitada en el tiempo por las obras que
tuvieron lugar desde 1751 a 1775. En ese año de 1751 penetra la rocalla en
España mediante el centro de mesa que como obsequio diplomático recibe la Corte
Española, de manos del Marqués de la Ensenada.
Al cabo de todo, el
programa iconográfico queda adscrito a la historia del Inmaculismo dentro de la
Orden Franciscana que inspira y presta su carácter a la Hermandad, teniendo en
otro histórico desarrollado en estas fechas, la justificación evidente del
estilo que defendemos: la proclamación de la Inmaculada Concepción como Patrona
de España y sus Reinos, que a petición de Carlos III queda refrendada mediante
la bula “Quantum Ornamenti” el 25 de diciembre de 1760. Así pues, todo el lenguaje decorativo al que
va a quedar adscrito el Paso de Palio será el desarrollado en el tercer cuarto
del siglo XVIII basándonos para ello en referencias áulicas europeas del
momento, de forma que podamos estas andas procesionales vengan a titularse como
el Palacio Inmaculista de María.
2.
Aportaciones e innovaciones del Paso de Palio
de la Santísima Virgen de la Estrella.
Bajo el criterio de
aportarle una sugerente innovación al diseño, se ha recurrido a referentes
decorativos del tercer cuarto del siglo XVIII con guiños a la retablística
cacereña de la época además de emplear el lenguaje rocalla de los grandes
trabajos palatinos europeos de este periodo. Con ello, se trataba de
confeccionar un conjunto reconocible e identificativo, nuevo y capaz de renovar
la expresión artística del paso de palio, tomando como referencia un “pseudo
estilo” histórico pero nunca antes empleado en las disciplinas artísticas
cofrades.
El guión seguido no
es otro que la Declaración del Patronato de la Inmaculada sobre España y sus
Reinos, culmen del azaroso viaje de más de dos siglos emprendidos por el pueblo
español y especialmente su Corona y que casa en el tiempo con el estilo en boga
en esos momentos en Europa. Sin duda, el espíritu seráfico de la Hermandad ha
pesado en la elección del tema iconológico que inspira tanto la iconografía del
Paso de Palio como sus tonalidades, empleo de materiales y trabajos
decorativos.
A este respecto
tenemos que incidir en las combinaciones cromáticas, seguras insinuaciones al
uso del Privilegio Español del empleo del color celeste para la festividad de
la Inmaculada Concepción. En concreto y en base al S. R. C. 23 Febrero 1839, ad
2 (n. 2788), este privilegio era ampliado a la Orden Franciscana por su defensa
inmaculista, con la variante del tono para distinguirlo de la reserva del
privilegio a España, de ahí el color turquesa empleado en los elementos textiles
del Paso de Palio.
·
Diseño homogéneo de un mismo periodo
histórico (1751-1775).
·
Inspiración en el rococó de Cáceres.
·
Insinuación a la Advocación Salud con la
inclusión del Retablo homónimo del Santuario de la Virgen de la Montaña.
·
Temática Inmaculista en las tonalidades,
privilegio franciscano litúrgico de la Solemnidad de la Inmaculada y programa
iconográfico seráfico-concepcionista.
·
Uso de materiales inéditos como la madera de
naranjo (“Mater Intemerata”). Combinaciones de materiales inusuales en el
patrimonio artístico de las Hermandades cacereñas.
·
Celosía de estrellas en alusión a la
Advocación de la Santísima Virgen.
·
Empleo del cordón franciscano como elemento
ostensible de la decoración de la peana.
·
Uso de la simbología e iconología del Antiguo
Testamento (la Profecía del Varón de Dolores de Isaías) y de las Letanías
Lauretanas.
·
Apunte a la tradición del Rezo del Vía Crucis
y la introducción de la Piadosa Práctica por la Orden Franciscana.
·
Inspiración en la colección rocalla de
bordados del Monasterio de Guadalupe.
·
La iconología de la Estrella, los Siete
Dolores de la Virgen y el Cordón Franciscano.
3. Descripción
del Conjunto:
Bambalina
Cornisa moldurada en
rocalla articulada y con ángulos de ruptura queda presidida por un florón.
Actúa a manera de una celosía formada por rebordes marinos montada en plata
sobre carey con la pretensión de arrojar gracilidad al conjunto. A partir de
esta nace una bambalina de forma que contiene una decoración en base a
zarcillos y flores y mezcla el terciopelo turquesa con la malla de plata,
bordándose todo en plata en alusión al carácter inmaculista que se le otorga a
todo el conjunto. Las bambalinas exhiben en cartuchos, cuatro cartelas, una por
cada lado, una serie concepcionista relacionada con la Orden Franciscana, la
devoción a la Inmaculada Concepción y la Protección de la Corona de España. La cartela central de cada paño de las
bambalinas constituye una pieza montada al aire componiendo celosías diferentes
que otorguen ingravidez y movimiento al conjunto.
El conjunto se remata
por 53 borlones pendientes del frontal en alusión al capítulo 53 del Libro de
Isaías: el argumento apologético del Varón de Dolores o la profecía sobre la
Pasión de Cristo, además de ser las 53 alabanzas recogidas en las Letanías
Lauretanas, desde “Santa María” a “Reina de la Paz”.
Techo de palio:
Sobre terciopelo
turquesa y malla, bordado en plata, se trata de tres juegos concéntricos de
cenefas de rocalla con repujado radial que dan la sensación de movimiento
gracias a los contra juegos aovados de la decoración vegetal. En las esquinas y
centros de los márgenes externos del diseño se recogen seis cartelas, dirigidas
hacia la escena central de la Gloria del techo de palio, quedando pues
inscritas, siete escenas, los siete
Gozos que conforman la Corona Seráfica Franciscana. El bordado es de un
profundo relieve mediante pellejinas
Varales:
Parten de un
basamento en forma de boya cóncava en donde se despliega la rocalla, que da
paso a una columna festoneada de guirnaldas e interrumpida por macollas
arquitectónicas que dan contundencia al fuste liso del varal. Se remata en un
pináculo en forma de pabellón arquitectónico.
Respiradero:
Confeccionado a
manera de arquitrabe arquitectónico se articula mediante pantallas que contiene
marcos de rocalla, con un repujado radial. Tres grandes cartuchos en plata
encerrando el carey se combinan por escudetes en cascada, asimétricos. En las
esquinas, fuertes volutas contorsionadas restan horizontalidad al conjunto.
Todo este moldurón da paso a una celosía de rocalla de la que penden 14
borlones, por cada una de las Estaciones del Vía Crucis, piadosa costumbre
introducida por la Orden Franciscana. La celosía se compone de estrellas, en
alusión a la Advocación de la Santísima Virgen.
Peana:
Se trata de un contra
juego de cuerpos aovados con ornamentación de rocalla en cascada formando
escudetes o cartuchos sobre entablamentos ondulantes y trazas de cornisas
arquitectónicas en torno a los óculos en forma de concha marina. En plata y
carey, la peana nace de un bocelón mixtilíneo sobrecargado de perfiles. En el
frontal de la pieza se registra un cartucho mientras que los laterales son
cornucopias rocalla basadas en el Retablo del Altar del Cristo de la Salud del
Santuario de la Virgen de la Montaña. Todo el conjunto se remata con pináculos
y cuatro guardabrisas pensados para iluminar con un contrapicado que resalte a
la Santísima Virgen en la Estación de Penitencia.
Jarras:
Abigarrada
composición de motivos abstractos en tornapuntas y formas aveneradas, nacen de
un pie oval sobre el que campan los perfiles convexos. Dos Amores en actitud
tenante flanquean la obra y de donde parten los roleos decorativos y las
guirnaldas, que caen desde el cartucho rocalla del centro. La boca de la jarra
está formada por una celosía. El carey está estratégicamente ubicado al inicio
y fin de la pieza para la combinación cromática y restarle gravidez a la misma.
Faroles:
Son piezas basadas en
el mobiliario áulico del Palacio Real de Madrid y en las decoraciones de
aparato, tanto lumínicas como decorativas de las Salas Regias de dicho Palacio.
Un pie escalonado de cuello cilíndrico en cuyo contorno se adscribe la
vegetación rocalla da paso al farol que mezcla arquitectura por medio de
cornisas sinuosas y elementos auriculares de acentuados resaltos. A los lados, dos amorcillos a manera de las piezas de
platería y bronce versallescas sostienen la guardabrisa de fuerte molduración.
Faldones: Una cenefa
que repite la decoración vegetal de los tapices regios de Prusia da paso a una
escena central presidida por siete grandes cartuchos de rocalla en recuerdo de
los Siete Dolores de María, intercalados por un campo de estrellas en dos
tamaños distintos, alusión a la Advocación de la Virgen.
Candelería:
En consecución con la línea de inspiración palaciega de todos los elementos, los candeleros recuerdan a las piezas lumínicas de los salones de trono sencilla y ornamentación rococó con fuertes contracurvas e importantes volúmenes en su repujado.
Integran fondos en carey siguiendo con el juego cromático de toda la orfebrería, y llama la atención por la taza en cristal tallado.
Faldón:
Con la intención de crear un nuevo modelo de faldón y teniendo en cuenta que será una pieza de gran protagonismo en este paso, puesto que la estrechez y horizontalidad del respiradero conforman un solo conjunto con esta pieza textil, queda compuesto en rectángulo, creado por una cenefa de rocalla que alterna galones movidos y entrelazados por conchas y hojarascas que se repiten perimetralmente.
Siete medallones de rocalla a base de riñones y pellejinas evocan los Siete Dolores de Nuestra Señora, mientras que un salpicado de estrellas en dos tamaños se reparten de forma homogénea por toda la superficie de terciopelo, nuevamente en alusión a la advocación de la titular.
4.
Programa Iconográfico:
Ciclo de la
Inmaculada y la Orden Franciscana
Ciclo de la Corona
Seráfica Franciscana.
Ciclo de la Virgen y
la Orden Franciscana.
Todo el conjunto se
basa en la fuerte influencia del espíritu seráfico en la Hermandad, de suerte
que se narre el influjo y la aportación que la Orden de San Francisco tuvo en
la defensa del Dogma Inmaculista. El carácter franciscano del programa
iconográfico tiene igualmente un recuerdo al Monasterio Guadalupano, bajo la
espiritualidad de los Hijos del Poverello y se recuerda al fin, el rezo mariano
seráfico.
Ciclo de
la devoción Inmaculista en la Orden Franciscana:
Se trata de la
narración del empeño seráfico en la defensa de la Inmaculada Concepción y del
papel desempeñado por los santos y filósofos de la Orden a lo largo de los
siglos. Como Patrona de la Orden, la Purísima Concepción aparece en cuatro
escenas, una por cada lado de las bambalinas, bajo los modelos pictóricos del
barroco español. Igualmente, se incide en la defensa hispana de esta creencia
hasta la consecución dogmática. Las escenas se contienen en cartuchos
asimétricos quedando así inscritas:
Frontal: la
Inmaculada Franciscana, basada en la “Aparición de la Inmaculada a San
Francisco” de Juan van der Harmen del Convento de Santa Isabel de los Reyes de
Toledo.
Trasera: Proclamación
Dogmática de Pío IX, inspirado en el lienzo de Alfonso Grosso (1964) “La
Proclamación del Dogma de la Inmaculada”.
Costero Derecho: Apoteosis
de la Inmaculada Concepción ante los Reinos Españoles, de Francisco Antonio
Vallejo, o la Alegoría de la Consagración de España por parte de Carlos III a
la Inmaculada Concepción (ca.1760).
Costero Izquierdo:
Los Padres Franciscanos iluminados por la Virgen, sobre el lienzo de Albert
Kichler “La Inmaculada y los Santos Francisco de Asís, Buenvaventura, Antonio
de Padua y el Beato Juan Duns Scoto.
Ciclo de la Corona Seráfica:
La práctica devoción
del rezo del Misterio de las siete alegrías de la Virgen María comenzó en el
Convento de Asís en 1442 y fue difundido especialmente por San Buenaventura,
San Juan de Capistrano o San Bernardino de Siena entre otros. De hondo
predicamento en el pueblo y obligado cumplimiento en la espiritualidad seráfica,
las siete escenas de estos Gozos de la Santísima Virgen quedan reservados para
el techo de palio, de suerte que en el
exterior del mismo se ubiquen seis escenas y en la gloria del techo de palio la
última. Quedarían, desde la trasera hacia delante en este orden:
La Anunciación a la
Santísima Virgen {Lucas 1:26-33; 38}
La Visitación de
María a su prima Isabel. {Lucas 1:39-45}
El Nacimiento de
Nuestro Señor Jesús. {Lucas 2:1-7, u 2:6-12}
La Adoración de los
Reyes Magos/Epifanía. {Mateo 2:1-2, y 9 -11}
La Presentación de
Jesús en el Templo. {Lucas 2:22-23; 25-32}
La Resurrección de
Nuestro Señor Jesús. {Marcos 16:1-7, Lucas 24:36-41, Juan 20:19-22}
La Gloria, reservada
para:
La Asunción y
Coronación de la Virgen Santísima. {Lucas 1:46-55, Salmo 45(44):11-14,
Apoc.12:1;5-6}
Ciclo de la Virgen y la Orden
Franciscana:
Los respiraderos
contienen esta sucesión de alegorías en torno a la huella mariana en la Orden
de San Francisco así como las devociones extremeñas a sus Santos Patrones,
teniendo en cuenta la relación inexcusable con la Orden Franciscana.
El frontal del
respiradero recogerá al Santo Padre Seráfico en la “Visión de San Francisco de
Asís en la Prociúncula”.
El Costero derecho
acoge la cartela de la “Aparición de la Santísima Virgen de Guadalupe a Gil
Cordero”. En la cartela hará notarse la leyenda Hispaniarum Regina, recordando
aquel 12 de octubre de 1928, cuando el Cardenal Primado Su Eminencia Pedro
Segura y Sáez, ante Su Majestad Alfonso XIII, coronaba a la Santísima Virgen y el
Rey de España, le otorgaba la denominación de Reina de las Españas. Hágase
notar que el fraile al que se apareció la Virgen era franciscano y que desde
1908, la Orden Franciscana rige y atiende el Monasterio de Guadalupe.
El Costero Izquierdo:
encarna el glorioso “Tránsito de San Pedro de Alcántara” siendo acompañado por la
Virgen;
Con las cartelas de
los laterales, además, quedan festoneados los Santos Patrones de Extremadura.
5.
Modelos áulicos y rococó cacereño como
inspiración del conjunto:
Cornisa o crestería: Barandilla
de Comunión de la Cartuja napolitana de San Martino, clave en el diseño de
transición hacia el rococó mediante la articulación decorativa basada en el
dibujo auricular. Obra de Giuseppe Sammartino de 1760.
Bambalinas: Dosel del
Besamanos de María Amalia de Sajonia en la Santesala del Salón del Trono del
Palacio Real de Aranjuez de Antonio de los Ríos (anterior a 1760).
Techo de Palio:
Cartuchos y flores del Retablo del Santísimo Cristo de la Salud del Santuario
de la Virgen de la Montaña, Patrona de Cáceres, obra de Vicente Barbadillo y
Joaquín Rodríguez, de 1754 a 1764. Además, cuenta con el repertorio decorativo
del Conjunto Litúrgico del Pontifical de Fernando VI de la Capilla del Palacio
Real de Madrid, obra de 1761.
Varal: Trono de la
Sala de Audicencias del Palacio Real de Estocolmo, ejecutado para la coronación
de Adolfo Federico, en 1751. Diseño de Jean Rehn y la balconada auricular del
Palacio Nuevo de Postadm de Federico II de Prusia (Federico el Grande), obra de
Carl von Gontard en 1764.
Respiradero: cartucho
de rocalla de las columnas y mensulones de rocalla del sotobanco del Retablo
Mayor de la Iglesia de San Francisco Javier, “La Preciosísima Sangre”, de
Cáceres; anónimo y terminado en 1755.
Peana: Estufa real
del Palacio Imperial de Schönbrunn, Viena del pintor Bergl, 1751. Púlpito de la
Iglesia Parroquial de Fischlam: La pesca milagrosa y la Alegoría del Verbo.
Jarras: Relicarios
rocalla del Palacio Medici Riccardi de Florencia.
Faroles entre varales:
mediante los diseños y ejecuciones de Pierre Jaquet-Droz para la colección
regia de relojes del Palacio Real de Madrid, y en concreto el Reloj conocido como
"El Pastor" del Salón de Gasparini, ejecutado en 1758.
Candeleros: Candelabros
de la Galería de la Sala de los Espejos del Palacio de Charlottenburg y los
candelabros de escolta del Trono de España en el Palacio Real de Madrid
(1759-1761).
Faldones: Diseños
para tapices del Palacio Real de Postdam bajo el dibujo de los Hoppenhaupt para
el Neues Palais de Federico II.
Retablo del Altar
Mayor de la Iglesia de San Francisco Javier, La Preciosísima Sangre, terminada
en 1755. Un templo tan transgresor con las tradiciones constructivas cacereñas
no podía sino contar con un retablo absolutamente rompedor con el
churriguerismo que entonces se estilaba en la ciudad y aún en Extremadura. Se
trata de una obra encuadrada dentro del barroco clasicista con algunos resabios
rococó. Se data en 1752, aunque se desconoce el autor. mensulones de hojarasca del banco. También se observan
otras dos curiosas columnas intermedias intencionadamente partidas, de tal modo
que mínimos trozos de fuste se unen a los capiteles y basas. Remata la
Inmaculada.
Retablo del Santísimo
Cristo de la Salud del Santuario de la Virgen de la Montaña, Patrona de Cáceres,
obra de Vicente Barbadillo y Joaquín Rodríguez, de 1754 a 1764.
Alfombra de Antonio
Gasparini y Juan López de Robredo, siguiendo diseños de Manuel Muñoz de Ugena
de las colecciones reales de Carlos III. Con Carlos III (1759-1788) se tejieron
numerosas series, entre las que destacó la destinada a decorar el dormitorio
del monarca en el Palacio Real de Madrid. Durante este periodo los pintores de
cámara continuaron suministrando cartones para la realización de las diferentes
series.
Programa decorativo
del Salón de Carlos III, o vestidor regio diseñado por Matías Gasparini, (en
adelante, el Salón Gasparini del Palacio Real de Madrid)
Orfebrerías áulicas
del reinado de Carlos III bajo diseño de Pierre Jacquet Droz.
Dibujos de mobiliario
del Palacio Real de Antonio de la Calleja (1751).
Piezas litúrgicas del
Pontifical de Fernando VI para la Capilla del Palacio Real de Madrid.
Casulla roja de Fray
Cosme de Barcelona del Monasterio de Guadalupe.
Sitial con dosel de
la Capilla Real de Antonio Gómez de los Ríos a juego con el Dosel del Besamanos
de María Amalia de Sajonia.
Dosel del lecho
mortuorio del Palacio Real de Madrid.
Galería dorada del
Palacio Real de Charlottenburg de Johan Michael Hoppenhaupt (1750 y ss.)
Sala de Conciertos y
Biblioteca del Palacio de Sanssouci.
No hay comentarios:
Publicar un comentario